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domingo, 20 de septiembre de 2009

Recordando a Heraud




Hoy, revisando algunos audios de los que tengo me topé con un un cassette de Javier Heraud (Se pronuncia /eród/, así como suena) y escuchándolo di con esta joyita. Se trata del poema Mi casa Muerta en la voz del mismo poeta, hay una mínima dificultad en cuanto a la nitidez del audio, por cuanto fue grabado de una transmisión desde París por la Radio y Televisión Francesa en setiembre de 1961. Agrego, además, Elegía del mismo poeta en la voz de Norma Alvizuri y lectura de Jorge Chiarella Krüger. Disfrútenlo. (P.D. Si van a bajar estos archivos, desaría que comenten el valor estético de estos poemas y la utilidad didáctica de los mismos, felicidades)

Hoy, dieciséis de octubre del año dos mil catorce, y a pedido de aquellos que también comparten el disfrute de la poesía de Heraud, he subido todos los poemas musicalizados del cassette anteriormente comentado. Estos audios los tengo desde hace más de quince años atrás y para conservarlos (porque en el cassette se iban a deteriorar o en el mejor de los casos se iban a distorsionar) los mandé a grabar en CD, sólo que quien lo hizo confundió los nombres, error corregible y perdonable por la calidad del sonido. En mi condición de docente, los he utilizado en reiteradas oportunidades, en especial Elegía que gusta mucho a los adolescentes. Entonces, solo me queda decir misión cumplida y deuda saldada con la cultura.

martes, 8 de septiembre de 2009

¿INDOCENCIA?


Este es el título de la obra que presenté en el Concurso Nacional de Educación Horacio 2009 organizado por la Derrama Magisterial. Jamás imaginé que este vocablo existía. Recién después de haberlo presentado en el Concurso y enterarme del resultado del evento, me dio por curiosear cuál era el significado y si realmente existía o no. Pues, para sorpresa mía, sí existe y significa lo contrario a docencia. Sin embargo, al utilizarlo como título para el conjunto de cuentos que presenté la intención significativa fue otra.
La idea fue mostrar la parte lúdica que esta palabra pudiera inspirar, es decir, jugar con el significado de INOCENCIA, e ingenuidad infantil que muchos maestros aún translucen, e INDOCENCIA en cuanto a aquellas experiencias profesoriles o no, singulares, que no se amoldan a ningún recetario estudiado en las universidades o pedagógicos pero que dejan huella y enraízan en nuestra conciencia; además, experiencias que desnudan nuestras limitaciones ante la cruda realidad y cuestionan nuestro accionar docente.
Esta obra es un conjunto de cinco cuentos que, en un principio, narra cómo desde mucho antes que ingresemos a la escuela ya empezamos a transfigurarnos en maestros y, al final, aún ostentando el título de licenciado en educación, nos muestra la otra cara de nuestra profesión, es decir, que siempre hay algo nuevo que aprender y que la ciencia adquirida tiene mucho en que perfeccionarse frente a la realidad.
Les invito a que lean estos cuentos, que muy pronto la Derrama Magisterial lo pondrá a la venta, y ojalá lo disfruten.

domingo, 6 de septiembre de 2009

XVIII CONCURSO NACIONAL DE EDUCACIÓN "HORACIO" 2009

Desde el año pasado había dicidido escribir cuentos para poder participar en el concurso Horacio. Tenía algunas ideas que revoloteaban en mi cerebro desde casi más de diez años atrás. Cuando decidí que ya era hora de plasmarlos en el papel, mayo se puso difícil y se quebró el diez. Fueron días muy dolorosos para mi familia y para mí, y créanme aún su secuela se siente. En fin, la vida tenía que continuar.
Los últimos estertores de mayo aún llevaba consigo la resaca del dolor y no atinaba a hilar pensamiento alguno y los plazos para entregar los cuentos se estaban acortando con una celeridad única. Una semana, quedaba la última, pero era la primera semana de junio y a fuerza de voluntad me senté frente a la pantalla de mi PC a escribir. Todo lo hice de noche y parte de la madrugada. En cuatro días salieron tres cuentos, el cuarto estaba avanzado. Pensé, "hice mi mejor esfuerzo" porque consideraba que el día viernes no iba a ser sificiente para terminar un cuento y medio ya que el siguiente sábado tenía que entregar el trabajo concluido. Pero, como nunca tomé la decisón de que ese viernes, cinco de junio no iba a dormir, aunque reviente después de toda la semana prácticamente sin dormir. Llamé a la Derrama y, para suerte de mi sueño inconcluso, alargaron el plazo por una semana más: último día de entrega quince de junio. Fue una semana en el que no escribí nada. Fueron días de descanso. El día catorce, a partir de las diez de la noche empecé de nuevo, arrepintiéndome por haber dejado pasar tantos días. En fin, este día sí que no dormí nada y a las seis de la mañana del quince tenía ya todo listo y al medio día deje mi trabajo y a esperar. El resultado final del certamen ya todo mundo lo sabe.

Necesitaba escribir esto para rendir homenaje a mi padre, porque en este esfuerzo desplegado, en esas amanecidas, sé que él estuvo presente conmigo, lo sentía, y porque como nunca había sentido tantas ganas de no rendirme jamás.
Para ti viejo, donde estés, este primer lugar es tuyo.
(Disculpa la tardanza y los dos meses de silencio).